jueves, 16 de agosto de 2012

2011 - 2012

Buen día enero, me corto el pelo,
pero este lobo conserva mañas.
No soy Sansón, San Seacabó
del agua fría antilagañas.

Egresado dos mil once
de resaca emocional,
y el síndrome de abstinencia
de un amor tan visceral.

Me dejaron los ojitos enmarcados
de los bucles enredados, Barcelona,
una gris melancolía y una leve desazón
que no salaban las angustias de rocola.

Trasnoche, psicopato, facultad para variar,
sueño Despierto con sus pecas
y un silencio mal hablado
de pecados convidados que contar.

Pasamos Mayo, entré en tu Junio,
aún queda tela que contar,
en un sillón de insomnes juntos,
after-trasnoche de restaurant.

Enamistades jugando el punto,
a la banca cansada del "qué dirán",
entonando patologías y maldiciones,
llorando chismes -hechos- verdades en el diván.

Con mi cumpleaños, llegó el desastre,
el desamor enamorado consiguió antifaz,
ahí donde unos besos me faltaban
ella me dio los que perdió el azar.

Arrebato de paciencia,
novio en la puerta, frío el altar,
con el Lunar de Avellaneda
busqué una excusa para empezar.

Pero entre el llanto y el tan poco,
ni mi tinta es mucha, ni mi tanto es tonto.
Oda al amor desamorado,
si mal te quise, no te he olvidado.

No tuve entonces idea mejor
que despedir el cruel invierno,
dándole un libro hecho poesía
como propina a un gondolero.

Y me interné en los laberintos
del perfume de impotencia,
mea culpa-taco envenenado,
Urquiza esquina Venezia.

La Belle Indiference sonríe,
tono francés suena mejor,
un paso atrás, dos al costado,
cuando un mensaje me salvó.

Ensueño diurno, golpe de olvido,
luces borrachas, fragor de champagne,
la encontré como en un tango,
sola en su esquina, "vení a bailar".

Pasión, deseo, ponele equis,
dulces canciones por celular,
abandonando, mal que me pese,
grises trhisterias para llorar.

Sueño aún con eso, no desconfíes,
me debés una buhardilla y una Eiffel,
yo te debo las canciones desprolijas
que te escribí en los veinte asientos del 103.

Camino andado hecho de arrimas,
besos robados, labios-mentira,
canción de cuna en café de nicotina,
la única mía... fue la poesía.