martes, 29 de mayo de 2012

Gramática

Si he de ser Hombre, quítame la hache.
Una letra que no habla,
que se tiñe de mayúscula
solo para verse al espejo,
y no se atreve a hacerse oír.
Sacúdeme las haches,
vanidosas, estruendosas,
onomatopéyicas y silenciadas,
In-mudas, inmóviles y constantes.
Invítame a otras letras,
dime Rombre, con R de roble,
y hazme fuerte, y fuente de refugio.
O quizás de risa,
y hazme débil a las caricias de tus dedos.
Dime Mombre, y recuérdame a la M,
de mañana, que es lo mismo que decir "nosotros".
Tal vez la N, y dame un Nombre,
una razón para voltear cuando me llames.
O déjame así, indefinido, insurrecto,
impertinente, inexacto e incorrecto.
Que ser hombre no es tenerlo
y haber aprendido a usarlo,
es ponerle sonido a ese inicio,
es plantar margaritas,
y no conformarse con deshojarlas,
es no saber qué es, pero ser siendo,
o ciendo, con C de contigo.

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