domingo, 30 de enero de 2011

Sepan disculpar

Hoy me desperté con ganas de escribir una rumbita bien al estilo Barcelona.
Y bueno, cajón de por medio, se me prendió la lamparita y aproveché para hacerme cargo de un par de cosas, y para disimular algunas otras...


Espero sepan disculpar
los compañeros del bar
mis arranques de locura
cuando soy puerto sin mar,
y se amontona el pasado
y queda poco por contar,
y se me acaban los dedos
y la suma sale mal.

Espero sepan disculpar,
y disculpe usted también
que tropiece veinte veces
con las piedras del ayer,
y que no salga rumbita,
ni algo estilo Luis Miguel,
"son las cosas de la vida,
son las cosas del querer".

Que disculpe mi conciencia
todo lo que le entregué,
pa' que lleve por la vida,
no la se tratar muy bien.
Y vamos de bar en peor,
con caprichos de campeón,
es la cuenta de destino,
esa que la pague Dios.

Discúlpeme el cura,
no se que me sucedió,
si yo soy bien memorioso,
pero en esa confesión
me olvidé un par de pecados,
los que el juez me recordó,
y qué le vamos a hacer,
dos y dos no suman seis.

Sepan disculparme,
antes de que me despida,
por hablar demasiado,
por las dudas y las rimas.
Disculpen, ya que estamos,
los ataques de alegría,
las anecdotas cachondas
en las noches medio frías.

Discúlpenme todos,
que me retire temprano,
es que tengo una cita
en la mesa de aquí al lado,
si, la de esa señorita
que no está acompañada.
si la suerte me sonríe,
a casa llego mañana.

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